Muchos en silencio sufren y dicen que están hartos de hacer las cosas bien y de ser honestos, porque creen que no logran beneficiarse con sus esfuerzos.
Pero observen que no solemos leer la “letra chica” de lo que sucede en las películas cotidianas de las personas egoístas y codiciosas. Puede que ellas logren notoriedad, que tengan una altísima calidad de vida material, y que aparentemente no estén pagando ningún tipo de “karma”, que anden felices y contentos por la vida. Puede que incluso se constituyan como el modelo del éxito a imitar, pero pagan un precio subconsciente por sus acciones.
No se trata de hacer el bien o de hacer el mal, eso lo dejamos aquí como tema de elucubración filosófica, seamos prácticos y concretos y profundicemos un tanto en lo que pierden los que hacen lo que todos sabemos que está mal.
A veces parecemos dormidos o anestesiados frente a la realidad de las “leyes” de funcionamiento que tiene la vida, pero en nuestra naturaleza más profunda funciona una culpa subyacente que nos causa agitación mental cuando las quebramos. Infringir esas leyes tiene consecuencias y no estamos hablando del castigo divino, sino sólo de sufrimiento psicológico. ¿Puede acaso una persona transgresora establecer buenos vínculos personales, sentirse tranquila y en paz?
Ser engañoso o malvado aleja a las personas y hace que la persona inmoral tenga que continuamente estar tejiendo mentiras para mantener el éxito. Tarde o temprano, la mayoría de las personas malintencionadas o manipuladoras quedan tensionadss y atrapadas en su propia red porque una falsedad necesita ser tapada por otra.
No lo digo yo y, si de algo sirve, les cuento que está comprobado científicamente que los criminales de cuello blanco no están bien: sufren de insomnio, de paranoia y se agitan fácilmente. La mayoría de los transgresores saben que lo que han hecho está mal en un nivel subconsciente y eso les causa malestar mental y emocional, incluso antes de que sus obras sean descubiertas. Estas personas sufren cuando hacen mal y también sufren por no sentir amor, no sigamos entonces diciendo desde nuestra idealización del bien y del mal que quienes hacen las cosas mal, son los que la pasan bien.