El camino de ascenso desde los muchos hasta el Uno es el camino de la sabiduría, porque la sabiduría ve que detrás de todas las formas y la diversidad de los fenómenos descansa el Uno, el Bien, la incalificable Vacuidad frente a la cual todas las formas devienen ilusorias, fugaces e impermanentes. La sabiduría es el camino de regreso desde los muchos hasta el Uno. Como dicen en Oriente, prajna, la sabiduría, nos permite ver que toda Forma es Vacuidad.
El camino de descenso, por su parte, es el camino de la compasión, porque el Uno se manifiesta realmente como los muchos y, en consecuencia, todas las formas deben ser tratadas con el mismo respeto y compasión. La compasión o bondad es, de hecho, el mecanismo mismo de la manifestación. El Uno se manifiesta como los muchos a través de un acto de compasión y caridad infinita, y nosotros debemos aceptar a los muchos con la misma exquisita compasión y respeto con la que nos dirigimos al Uno. Como dicen en Oriente, karuna, la compasión, nos permite ver que la Vacuidad es Forma.
Así pues, la Sabiduría nos permite advertir que los muchos son Uno, y la compasión, por su parte, ve que el Uno son los muchos. O, dicho en términos orientales, prajna ve que la Forma es Vacuidad, y karuna ve que la Vacuidad es Forma.
El hecho histórico fundamental es que los grandes sistemas no duales de Plotino, en Occidente, y de Nagarjuna, en Oriente, insisten en la necesidad de equilibrar e integrar estos dos movimientos. La corriente ascendente o trascendental de la sabiduría, Eros o prajna, debe verse armonizada por la corriente descendente o inmanente de la compasión, Agape o karuna. Y la unión entre esas dos corrientes, la unión entre el Uno y los muchos, entre la Vacuidad y la Forma, entre la sabiduría y la compasión, en el corazón no dual de Un Sólo Sabor, constituye el origen, el fin y el sustrato de toda auténtica espiritualidad.
-Ken Wilber. “Breve historia de todas las cosas”