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¿Qué sucede con nuestra compasión en la exposición repetida al sufrimiento y la tragedia?

¿Qué sucede con nuestra compasión en la exposición repetida al sufrimiento y la tragedia?

– Hay mucho sufrimiento en el mundo. Dígame ahora algo acerca del sufrimiento.
– El sufrimiento, si se mira bien, no es malo en sí. Si sufres e interpretas bien ese sufrimiento, eso supondría una liberación.
– ¿Es necesario el sufrimiento?
– No, yo no digo que sea necesario. Pero, desde el momento en que está ahí, es indicativo de algo.
-Jean Klein

La FATIGA POR COMPASIÓN es una disminución en la capacidad de una persona para sentir empatía y compasión hacia el sufrimiento de los demás. Se presenta en personas sensibles y en quienes trabajan directamente con víctimas traumatizadas o que están conectadas profundamente con el destino de las demás personas: enfermeros, cuidadores, psicoterapeutas, trabajadores de rescate de animales, socorristas, activistas.

Las personas con fatiga compasiva pueden mostrar ansiedad, disociación de sus emociones, insomnio, pesadillas, sensación de desesperanza e impotencia, y una actitud negativa persistente. También pueden presentarse síntomas somáticos como náuseas, dolores de cabeza y vértigo.

La compasión constante por los demás sin dedicarse al autocuidado simplemente no es saludable. No nos hace bien meternos sin procesar en las historias crueles y aterradoras que comunican los medios. La exposición constante a las imágenes de hechos violentos o tragedias genera miedo, negativismo y luego la inmovilidad y la depresión.

Mirar con frecuencia imágenes y leer historias de tragedias sin que gestionar el propio sufrimiento y sin tomar una actitud de constante auto observación y motivación a aprender de él, puede provocar agotamiento emocional. A su vez, sentir las tragedias sin procesarlas interiormente puede influir en las personas para que se vuelvan insensibles, cínicas y se resistan a ayudar a quienes sufren. Además de las implicaciones personales, la fatiga de la compasión también tiene implicaciones sociales, especialmente cuando se necesita de la solidaridad y la colaboración del público en desastres a gran escala.

¿Qué podemos hacer para no caer frente el trauma de la tragedia y el sufrimiento en las noticias, mientras nos mantenemos informados sobre los eventos mundanos? Algunas ideas que pueden servir:

1) Prestar atención a las señales de fatiga de la compasión, que pueden incluir obsesión con una tragedia en particular, insomnio, incapacidad para concentrarse, ansiedad y pensamientos negativos persistentes.

2) Trabajar directamente con nuestras emociones para tomar conciencia del momento en el que nos sentimos agotados o agitados. Hay circunstancias en las que hay que dar un paso atrás, tomar un descanso y cuidarse SIN SENTIRNOS CULPABLES por ello. Por ejemplo, tan sólo ir a caminar para despejarnos es una actividad simple que puede ayudar enormemente a encontrar un punto de equilibrio desde el que seguir enfrentando la realidad. ¿Es que acaso alguien que está “fundido” puede llegar a hacer algo por los demás?

3) En lugar de evitar por completo los eventos mundiales y vivir desconectados, se pueden establecer momentos para ver los informes de noticias, darnos el tiempo para alejarnos de ellas para diferenciar la noticia en sí de la opinión del medio de comunicación. A su vez, darnos tiempo para pensar realmente en los sucesos y para poder desarrollar estrategias para desactivar el rumiar alrededor de ellos.

4) Para poder responder activamente a los eventos trágicos de una manera saludable necesitamos evaluar cuál puede ser nuestra influencia en los hechos. Algunas personas tienen el poder de influir en hechos que involucran a mucha gente, pero no todos. Pero eso no debería desalentarnos ya que siempre, lo más efectivo, es ocuparse de uno mismo en primer término, auto observarse, conocer los propios miedos e inseguridades. Luego, con la calma obtenida, se podrá mirar más lejos para participar de una manera sana en los demás.

5) Hablar y compartir con otros, no con el objetivo de aumentar el dramatismo de los hechos, sino de descubrir las mejores formas de mantenerse en calma y asociarse para ayudar en lo que se pueda.

6) Buscar información sobre la fatiga de la compasión y sobre lo que los médicos llaman “estrés traumático secundario”.

Vivir en una sociedad globalizada significa estar expuestos a la tragedia y al sufrimiento en todo el mundo. Evitar o negar el sufrimiento es solo una solución a corto plazo. Un enfoque más equilibrado es mantenerse informado sobre el mundo, aumentando nuestro conocimiento y comprensión de las personas que se encuentran fuera de nuestras propias comunidades, pero al mismo tiempo que nos mantenemos muy conectados con nosotros mismos: saber cuándo participar en las noticias de eventos perturbadores y cuándo participar en el cuidado personal activo.

-Lic. Fanny Libertun